Hinchas de ambos países antes de entrar al Ellis Park de Johannesburg
Empezamos bien el mundial. El equipo tiene ganas de atacar pero sin claridad. Buenos jugadores hay, pero parece que la defensa puede hacer agua en cualquier momento.
Sigo el mundial como cuando era chico amaba el fútbol como ninguna otra cosa. Mi abuelo me decía en sorna "después del fútbol no hay nada", cuando me veía tan fanatizado. Una premonición de lo que yo mismo pensaría años después en el mercantilismo deportivo popular, para colmo sometido al calendario de los países europeos y con campeonatos cortos en los que los hinchas de sus clubes solo reconocen a sus equipos por las camisetas y no por las caras.
Pero ahora estoy aquí, y como un niño ilusionado vivo mi sueño realizado. Como cuando era chico.
Es precioso mantener viva la ilusión de la infancia, mi querido amigo, sea por el fútbol, por la lluvia en los cristales o por el aroma de las flores. Como tú, creo que un Mundial (como unos Juegos Olímpicos o cualquier otra macrodemostración deportiva) no es deporte. Está vinculado al deporte, pero no es eso: siempre entran los intereses comerciales, los derechos de televisión, la imagen, en fin... Pero es increíblemente hermoso ver cómo la gente se olvida de penurias por 90 minutos (más la previa más las horas posteriores, si hay celebración) y cómo los sentimientos generales (no me gusta hablar de patriotismos, porque no los siento mucho, me gusta más decir que hay una energía en la masa) se juntan por una causa común.
ResponderEliminarLindo trabajo el que estás haciendo, amigo. Un beso grande desde Madrid