domingo, 13 de junio de 2010

Los hijastros de Boer


Church square en el centro de Pretoria. Confraternizan una chica nativa con un alemán
Sudáfrica es sin dudas un país muy difícil. Todo el progreso que se ve, gracias a los blancos se hizo practicamente con la excusión de los nativos. Si no hubo un desastre como en Zimbabwe es gracias a Mandela. ¡qué dificil por momentos ser blanco acá! Muchos habrán pensado que sin ellos este país iría sin rumbo. Sin dudas ya no es el mismo, pero qué se les puede pedir a los habitantes que han sido marginados dirante tantos años, sin formación, y con cierto rencor hacia sus visitantes.
Durante años se habló en Argentina que nosotros podríamos ser como Sudáfrica o Australia. En el caso de Sudáfrica, habrá que documentarse bien que no solo es la extensión del territorio y la colonización lo que cuenta, ni el hemisferio sud, sino también la población nativa que tiene otras costumbres y pautas de comportamiento, tan diferentes como las que existen entre los orientales, los occidentales y los habitantes precolombinos. Salvo el elitismo de los "más educados", circunscriptos a ciertas zonas (norte) en Argentina, y hoy encerrados en countries en ambos países, poco más tenemos que ver. Porque ni siquiera en rugby los alcanzamos a los sudafricanos en tal sentido. Podríamos hablar de "boers" ya.
En suma, este país tomó su propio rumbo, con sus autopistas, con sus enormes edificios, hoy convertidos en zonas casi marginales cuando no hay sol o al menos nubes. Pero en todo caso los negros se parecen ahora más a ellos. Pueden agarrar el espejo y mirarse, todavía no se reconocen tal vez, por la falta de costumbre de verse, pero al menos notan que se parecen a sus vecinos del continente.

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